martes, 5 de mayo de 2009


Ante el bombardeo de publicidad e información sobre qué, cómo y cuánto comer, han aumentado los casos de trastornos alimenticios que ponen de relieve la situación nutricional de muchas personas, entre ellos, jóvenes que padecen de anorexia y obesidad.
Alimentarse no sólo es una necesidad vital para el funcionamiento normal del organismo, sino que es importante saber qué comemos, ya que eso influirá en nuestra salud e imagen física, y por lo tanto, en nuestro bienestar.
“El alimento en sí mismo ha dejado de ser un elemento natural para convertirse en algo muy sofisticado que puede utilizarse de muchas maneras”, señaló Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Getafe (Madrid), durante la jornada “De la obesidad a la anorexia: controversias en la alimentación actual”, organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud, el Instituto Tomás Pascual y la Residencia de Estudiantes.
“Utilizar los alimentos de manera errónea, por sobreinformación o falta de ella, acaba pasándole factura a nuestra salud de muy diversas formas”, explica la experta.
A este respecto, uno de los objetivos de la jornada es poner de manifiesto el importante papel que juega la alimentación en nuestras vidas.
“Los alimentos se están utilizando casi como fármacos -sobre todo los denominados funcionales-, por lo que no estaría de más que se demostraran todas aquellas propiedades curativas que se les atribuyen”, añade.
Según el profesor Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, y presidente de la Fundación Española de Nutrición, “a pesar del avance en el conocimiento científico, no existe otra ciencia -en alusión a la nutrición- que esté más rodeada de creencias, mitos y magia”.
Consideró que la constante modificación del mensaje nutricional ha generado, a lo largo de los años, confusión en el consumidor, y pone como ejemplo la dieta mediterránea, que ha pasado de ser una gran desconocida a convertirse en una “pócima”, a pesar de que son escasos los estudios que demuestran la evidencia científica de sus potenciales efectos beneficiosos.
Consideró que muchas industrias, como las del aceite de oliva, el pescado y el vino, se han visto beneficiadas gracias a que las virtudes de estos alimentos se han globalizado.
La conclusión del encuentro fue que “bajo los trastornos alimentarios que van de la obesidad a la anorexia subyace una relación anómala con la comida”.
Todos ellos tienen una base genética importante, aunque “la insatisfacción con la imagen nace de la enorme presión social.
Los efectos de las dietas
Muchas mujeres jóvenes están haciendo demasiadas dietas drásticas con una exagerada restricción calórica, que predispone al organismo para un posterior efecto rebote.
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