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Por Joseph Caceres
En materia de seguridad pública nuestro país bien se sabe que está quedando muy mal parado debido al auge de la delincuencia y la criminalidad que las autoridades tratan a toda costa de minimizar, bajo el alegato de que “está disminuyendo”.
Preocupa que la imagen de violencia que se proyecta perjudique la actividad turística y que afecte el flujo de visitantes extranjeros al país, pues para nadie es un secreto que algunas islas del Caribe, que buscan competir con nuestra nación en materia de turismo, se están “sirviendo con la cuchara grande”, promoviendo a la República Dominicana como un destino inseguro.
Y lo penoso es que las propias autoridades son las que propician con su comportamiento la imagen de “país inseguro” que nos hemos ganado.
No es posible que en aras de una fementida campaña en búsqueda de delincuentes y armas de fuego ilegales se esté procediendo a realizar allanamientos nocturnos en los lugares donde se presentan bailes y espectáculos, como sucedió recientemente en una actuación del bachatero Anthony Santos en San Cristobal.
Unos turistas extranjeros que se encontraban en el lugar, y que sufrieron las consecuencias del cerco, se fueron muy disgustados, pues no pensaron que el país que les vendieron, del merengue, las hermosas playas, del calor y el trato proverbial de su gente, iban a sufrir una experiencia tan amarga, propia de naciones incivilizadas o que están en guerra.
Flaco servicio a la nación el de autoridades que prefieren la exhibición y el vedettismo para aparentar desde los escenarios de los artistas que están trabajando por el bien de todos.