Por: ANTONIO HEREDIA
PUERTO PLATA.- El río San Marcos que en años anteriores fue uno de los ríos más caudalosos de la zona con un caudal de aguas cristalinas y frescas, hoy en día su cauce luce completamente seco y solo se observan piedras y basura.
Dicho afluente ha sido víctima de la deplorable agresión en contra del medio ambiente y los recursos naturales en esta zona, ya que la tala indiscriminada de árboles en las orillas de este río y la contaminación de su cauce por cientos de cañerías sanitarias que vierten decenas de desechos humanos en el mismo son algunos de los factores que amenazan con desaparecer esta fuente acuífera.
Tampoco se queda la extracción directamente desde su cauce de materiales y agregados para la construcción, como son piedras, grava y arena que han sido sacados por toneladas en camiones volteos estilando agua, ante la mirada indiferente de las autoridades de los últimos gobiernos que no han hecho nada para evitar este crimen ecológico.
Ni hablar de la desaparición de varias especies de la fauna local como son camarones y peces que debido a la gran contaminación del río San Marcos y la disminución de su caudal forman parte de las añoranzas de varios ciudadanos, quienes en su etapa de jovenzuelos acudían a ese afluente a capturar esos animales con inocentes propósitos.
A la casi desaparición del río San Marcos se le añade el asentamiento humano irregular que representa el sector El Javillar, donde no existe sistema sanitario y de forma rudimentaria los residentes allí desaguan todas las tuberías de los baños en ese afluente que en la proximidad de su desembocadura tiene un aspecto dorado-verdoso por la gran contaminación que tienen sus aguas.
Se espera que dentro de los albores y acciones que pretenden relanzar el turismo en Puerto Plata, se pueda tomar en cuenta el saneamiento y el rescate del otrora caudaloso río San Marcos que según relatos a la altura del puente tenía un charco tan profundo que se le denominó la sepultura donde miles de personas acudían a bañarse para sofocar en calor.