Vivimos tiempos donde lo anormal se vuelve viral y lo correcto parece estar en peligro de extinción. El video que circula —grabado en un plantel escolar— no solo hiere la moral pública, sino que deja al desnudo el deterioro de los valores dentro del sistema educativo. Lo más preocupante no es solo el contenido del video, sino el silencio oficial que lo acompaña.
¿Cómo es posible que, hasta esta hora, el Ministerio de Educación (MINERD) no haya emitido una postura firme ni identificado el plantel ni a su personal responsable? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que lo grotesco, vulgar e inmoral se disfrace de “expresión libre” dentro de las escuelas?
La formación académica va más allá de matemáticas y ortografía. Educar también es formar en principios, respeto y ética. Y cuando una institución como el MINERD no actúa con rapidez y firmeza ante hechos como este, envía un mensaje claro: la indiferencia también educa.
No se trata de moralismos ni de
juicios personales. Se trata de responsabilidad institucional. Porque si en las escuelas se pierde el rumbo, ¿qué esperanza queda para nuestra sociedad?
El país necesita respuestas. Y más aún, necesita límites. No normalicemos lo que destruye. Exijamos al MINERD acciones concretas, responsables y ejemplares. Porque esto, definitivamente, ya se jodió.