
Las palmeras arrancadas quedaron esparcidas en las carreteras, mientras que los veleros se soltaron de sus amarres y encallaron en las playas o en los manglares.
A la orilla de mar, las olas provocadas por el huracán categoría 4 se tragaron poco a poco la tierra y golpearon casas, puertas y ventanas, que estaban protegidas por placas de madera. En imágenes difundidas en Twitter, “un caza tormentas” estaba parado al lado de su automóvil, protegido por un cortavientos y un casco. Reclinado en 45 grados, trató de resistir el viento, antes de que tener que acostarse.