El huracán Patricia tocó tierra la tarde del viernes cerca de Cuixmala, en el estado de Jalisco, en el pacífico mexicano, con vientos de una velocidad de 270 kilómetros por hora, informó el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos.
Las autoridades han dicho que los daños que provocará el huracán, el más grande en la historia del hemisferio occidental, son potencialmente catastróficos.
Miles de personas, tanto mexicanos como turistas extranjeros, se encuentran a resguardo en cientos de refugios habilitados por el gobierno. El ojo del huracán impactó a 85 kilómetros del balneario y puerto de Manzanillo. La ciudad de Puerto Vallarta, importante destino turístico, se encuentra también muy cerca.
Poco antes, en un refugio de la Cruz Roja del balneario turístico de Puerto Vallarta, Wendi Mozingo y su familia, siete personas en total, se sentaban en círculo y trababan de comprender instrucciones en un idioma que no manejan. Uno de los niños se concentraba sobre un libro. En el resto, se nota la tensión. Manos que se frotan. Miradas intensas.
Son parte de las 88 personas que esperaban en el albergue la llegada del mayor huracán de la historia de México: ancianos en sillas de ruedas, niños que se recuestan sobre sus padres o en colchones en el suelo de la habitación, un lugar de techos altos donde cuatro ventiladores colgados del techo empujan el aire, pesado y húmedo para que las horas pesen algo menos.
Los encargados del lugar dirigían a las personas que llegaban a otros lugares. Este ya está lleno.
"El país enfrenta una amenaza de gran escala", señaló el presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter, desde donde también lanzó un llamado a la gente para buscar lugares seguros.
De ser una tormenta tropical, Patricia pasó el jueves rápidamente a convertirse en un huracán. En un rango de 30 horas se convirtió en una tormenta categoría 5 que rompió el récord del mayor registrado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), aunque las autoridades mexicanas aseguraron que alcanzó los 400 kilómetros por hora.
La fuerza de Patricia era comparable a la del tifón Haiyan, que hace dos años dejó más de 7.300 muertos o desaparecidos en Filipinas, según la Organización Mundial Meteorológica de Naciones Unidas.
En Puerto Vallarta, en el estado occidental de Jalisco, la gente reforzó las entradas de sus casas con sacos de arena y maderas en ventanas y puertas, mientras los hoteles retiraban sillas y cualquier otro objeto en la playa.
El aeropuerto de Puerto Vallarta está cerrado y varias personas se acercaban a la terminal de autobuses para tratar de salir hacia Guadalajara, la capital estatal, o a alguna otra localidad tierra adentro. También está cerrados los aeropuertos de
Camiones de bomberos y ambulancias recorrían las calles de Puerto Vallarta con las sirenas encendidas para pedir que evacuaran la zona. Para José Manuel González Ochoa, dueño del restaurante "Pollos Vallarta", esos llamados lo hicieron pensar mejor lo que iba a hacer. fuente-msnnoticias
Las autoridades han dicho que los daños que provocará el huracán, el más grande en la historia del hemisferio occidental, son potencialmente catastróficos.
Miles de personas, tanto mexicanos como turistas extranjeros, se encuentran a resguardo en cientos de refugios habilitados por el gobierno. El ojo del huracán impactó a 85 kilómetros del balneario y puerto de Manzanillo. La ciudad de Puerto Vallarta, importante destino turístico, se encuentra también muy cerca.
Poco antes, en un refugio de la Cruz Roja del balneario turístico de Puerto Vallarta, Wendi Mozingo y su familia, siete personas en total, se sentaban en círculo y trababan de comprender instrucciones en un idioma que no manejan. Uno de los niños se concentraba sobre un libro. En el resto, se nota la tensión. Manos que se frotan. Miradas intensas.
Son parte de las 88 personas que esperaban en el albergue la llegada del mayor huracán de la historia de México: ancianos en sillas de ruedas, niños que se recuestan sobre sus padres o en colchones en el suelo de la habitación, un lugar de techos altos donde cuatro ventiladores colgados del techo empujan el aire, pesado y húmedo para que las horas pesen algo menos.
Los encargados del lugar dirigían a las personas que llegaban a otros lugares. Este ya está lleno.
"El país enfrenta una amenaza de gran escala", señaló el presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter, desde donde también lanzó un llamado a la gente para buscar lugares seguros.
De ser una tormenta tropical, Patricia pasó el jueves rápidamente a convertirse en un huracán. En un rango de 30 horas se convirtió en una tormenta categoría 5 que rompió el récord del mayor registrado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), aunque las autoridades mexicanas aseguraron que alcanzó los 400 kilómetros por hora.
La fuerza de Patricia era comparable a la del tifón Haiyan, que hace dos años dejó más de 7.300 muertos o desaparecidos en Filipinas, según la Organización Mundial Meteorológica de Naciones Unidas.
En Puerto Vallarta, en el estado occidental de Jalisco, la gente reforzó las entradas de sus casas con sacos de arena y maderas en ventanas y puertas, mientras los hoteles retiraban sillas y cualquier otro objeto en la playa.
El aeropuerto de Puerto Vallarta está cerrado y varias personas se acercaban a la terminal de autobuses para tratar de salir hacia Guadalajara, la capital estatal, o a alguna otra localidad tierra adentro. También está cerrados los aeropuertos de
Camiones de bomberos y ambulancias recorrían las calles de Puerto Vallarta con las sirenas encendidas para pedir que evacuaran la zona. Para José Manuel González Ochoa, dueño del restaurante "Pollos Vallarta", esos llamados lo hicieron pensar mejor lo que iba a hacer. fuente-msnnoticias