Moca,- Un viejo club de madera y zinc que amenaza con desplomarse, sirve como escuela a los 17 estudiantes de la comunidad El Higuero del distrito municipal de Las Lagunas.
La comunidad no solo se ve afectada por la deserción escolar, sino por la falta de una escuela que permita impartir docencia con dignidad.
Desde hace 18 años, el club de la comunidad, que se encuentra en precarias condiciones de mantenimiento, es tomado para impartir clases, debido a que siguen esperando que se cumpla la promesa de un centro escolar decente.
El carecer de un centro educativo adecuado obliga a que tengan que emigrar a otras comunidades.
“Con el paso del tiempo, los que van a sexto grado tienen que marcharse, porque este espacio no permite impartir clase a otro nivel”, expresa la maestra Branny Comprés.
El Higüero es una comunidad rural, enclavada en una zona que carece prácticamente de todos los servicios.
En el horario de la mañana, Branny Comprés ofrece clase a diez estudiantes para segundo, tercero, cuarto y quinto grado.
En tanto que en la tarde, otra maestra imparte el pre primario y el primero a otros siete.
Con el paso del tiempo, los padres temen que puedan cerrar el único espacio con que cuenta para que los hijos reciban el pan de la enseñanza, por la deserción escolar.
El caribe ha dado seguimiento al menos a cuatro escuelas que se encuentran en condiciones de deterioro y muchos reciben clase en espacios prestados.
Uno de estos casos es la comunidad de Jumunucú en el municipio de Jarabacoa en La Vega, donde 240 estudiantes reciben docencia en un corral para vaca, prestado para utilizarlo como aulas. En Tanto, que en Monte adentro en Santiago, algunos estudiantes reciben clase parados por falta de butacas. fuente-elcaribe.com
La comunidad no solo se ve afectada por la deserción escolar, sino por la falta de una escuela que permita impartir docencia con dignidad.
Desde hace 18 años, el club de la comunidad, que se encuentra en precarias condiciones de mantenimiento, es tomado para impartir clases, debido a que siguen esperando que se cumpla la promesa de un centro escolar decente.
El carecer de un centro educativo adecuado obliga a que tengan que emigrar a otras comunidades.
“Con el paso del tiempo, los que van a sexto grado tienen que marcharse, porque este espacio no permite impartir clase a otro nivel”, expresa la maestra Branny Comprés.
El Higüero es una comunidad rural, enclavada en una zona que carece prácticamente de todos los servicios.
En el horario de la mañana, Branny Comprés ofrece clase a diez estudiantes para segundo, tercero, cuarto y quinto grado.
En tanto que en la tarde, otra maestra imparte el pre primario y el primero a otros siete.
Con el paso del tiempo, los padres temen que puedan cerrar el único espacio con que cuenta para que los hijos reciban el pan de la enseñanza, por la deserción escolar.
El caribe ha dado seguimiento al menos a cuatro escuelas que se encuentran en condiciones de deterioro y muchos reciben clase en espacios prestados.
Uno de estos casos es la comunidad de Jumunucú en el municipio de Jarabacoa en La Vega, donde 240 estudiantes reciben docencia en un corral para vaca, prestado para utilizarlo como aulas. En Tanto, que en Monte adentro en Santiago, algunos estudiantes reciben clase parados por falta de butacas. fuente-elcaribe.com